Pico en la curva pandémica COVID-19, sobrecarga sanitaria y mortalidad.

Iván Nuñez Gil, Vicente Estrada, Cristina Fernandez, Inmaculada Fernandez Rozas, Francisco J Martin, Carlos Macaya

Resumen



La pandemia de la enfermedad por coronavirus 2019 (COVID-19) supone una prueba de esfuerzo sin precedentes para todos los Servicios Nacionales de Salud. En España, la ciudad más afectada es Madrid, el área más poblada (población: 6.663.394; 47.8% hombres, edad media 41.8 ± 22.8 años) con 34,188 casos diagnosticados a 2 de abril. A continuación, presentamos una serie consecutiva de 914 pacientes dados de alta, fallecidos o vivos, en torno a esa fecha, de dos hospitales universitarios de Madrid (aproximadamente 1.400 camas), a cargo de un área de 567.308 habitantes.

Se incluyeron casos confirmados siguiendo los criterios de la Organización mundial de la salud, mediante RT-PCR, y dados de alta en un período de 4 semanas consecutivas (6 de marzo al 2 de abril), coincidiendo con el pico principal de la curva de la pandemia en nuestra comunidad.

La mediana de edad fue de 67 ± 17.8 años, fueron 58.6% hombres y el 70% presentaron algún factor de riesgo cardiovascular. De ellos, 255 pacientes murieron (27.8%), siendo mayores y con más comorbilidades que los enfermos que superaron la enfermedad. Sin embargo, informes anteriores contando las experiencias chinas y neoyorquinas han apuntado, al menos en las publicaciones iniciales, una mortalidad más baja, 1.4% y 10.2%, respectivamente. Este hecho podría explicarse por algunos factores relevantes. En primer lugar, el perfil clínico es muy diferente. La primera cohorte mencionada es joven sin apenas comorbilidades relevantes, mientras que la estadounidense está algo más cerca de la madrileña, presentando ya casi diez veces más mortalidad que la primera.

Además, aún presentando mortalidad, la mayoría de los pacientes en ambas series, en el momento de la publicación permanecían hospitalizados. Por otro lado, además, probablemente el punto en el que la población se encuentra en la curva de la pandemia y su relación con el uso o el agotamiento de los recursos de salud son relevantes. En nuestros centros, vimos una tasa de mortalidad decreciente cuando el sistema de salud pudo sobreponerse a la extraordinariamente alta demanda (primera semana: 29.4%, segunda: 38.3%; tercera: 42.3% y cuarta: 20.5%), después de alcanzar el pico en la curva pandémica local (26 de marzo). Independientemente del hecho de la compleja situación médica y ética causada por la escasez potencial de camas, respiradores o la incorporación de personal no experimentado, aparte del hecho de que es posible que los más susceptibles o con formas de enfermedad más agresiva pudieran ingresar antes, observamos un cambio significativo en los patrones de tratamiento con el uso creciente de hidroxicloroquina (12.5% -10.5% -23.6 % -64%; p <0.001) y Lopinavir/ritonavir (1.1% -14.3% -25.4% -59.1%, p <0.001). Finalmente, como aspecto que no suele abordarse en los estudios, el agotamiento de los recursos o la disminución de las consultas sobre otras enfermedades probablemente podría aumentar aún más las tasas de mortalidad de la población en estos catastróficos meses de pandemia. De hecho, en Madrid, entre el 10 de marzo y el 1 de abril, se observó un exceso de mortalidad del 149,4% con respecto a lo estimado (181,4% hombre, 109,5% mujer; 170,7% en> 74 años).


Palabras Clave


COVID19, mortalidad, registro, pronóstico, pandemia.